Profesión Perpetua Sor Judith y Sor Paola

Un gran acontecimiento, revestido de alegría, verdad, esperanza, paz, fe, amor, resplandece en la parroquia Virgen del Carmen, Cuzco, Perú, LA CONSAGRACIÓN DEFINITIVA Y PERPETUA A DIOS, de dos jóvenes de esa generosa tierra. Incomprensible a los ojos humanos que carecen de fe, los votos perpetuos de Judith Mercado y de Paola Cascamayta, dos señoritas que se entregan para siempre a Dios en la iglesia en una congregación religiosa, las religiosas Franciscanas Misioneras del Sagrado Corazón. ¿Qué significa esta consagración?

El bien existe, el amor es más fuerte. El amor a Dios y a los hermanos llena la vida de sentido, es camino de realización plena en esta vida y en la eternidad. Es el grito jubiloso que brota de los votos perpetuos, signo de vida y esperanza. Sea esta situación motivo para fortalecer la fe en Dios y en su iglesia, para imitar estos modelos de vida, para proponer a sí mismo y a la vida de los demás, un estilo de vida que hace feliz y contribuye a la felicidad de los demás, llevándolos a Dios.

Ser religiosa, es una cuestión de amor. Dios elige y llama, a través de la vida, a hombres y a mujeres a consagrarse a Él. Es la fe vivida en la familia, en la parroquia, en el colegio, la que permite descubrir este llamado. La vida religiosa supone una conversión: amar a Dios por sobre todas las cosas y amarlo en el prójimo. Se constituyen en pilares de esta vida, la oración, la vida sacramental, el servicio, la vida fraterna. En general, después de dos años de formación inicial, la joven, se consagra a Dios por un año, acontecimiento que renueva durante cinco años: hace voto a Dios de obediencia, pobreza y castidad. Esto es posible, porque Dios da el don de vivirlo, vivirlo con libertad, desprendimiento, alegría. Terminado este tiempo se da el paso definitivo: Los votos perpetuos, la consagración definitiva a Dios en una familia religiosa. Es la entrega de Sor María Judith Mercado Sarmiento del Espíritu Santo y Sor María Paola Cascamayta Cabrera de Jesús Buen Pastor, que nos convoca. El amor a la santísima Virgen se expresa, por ejemplo, en que al nombre de la joven se antepone el de María, y después de sus apellidos, paterno y materno, que lleva la persona en América latina, la joven agrega un apellido religioso, elegido por ella y que responde a su inclinación interior.

Esta consagración se hace en la iglesia, en torno a la Mesa del Señor, presidida por Monseñor Richard Daniel Alarcón Urrutia, arzobispo del Cuzco concelebrada por Monseñor Lizardo Estrada, obispo auxiliar del Cuzco, padre Fredy Mesa párroco de la parroquia Virgen del Carmen y sacerdotes diocesanos y agustinos. Los votos perpetuos se realizan en las manos de la superiora provincial de la congregación, delegada de la superiora general, en esta ocasión Sor Alejandra Vallejos Araya, acompañada de las religiosas presentes de las comunidades del Perú. La celebración festiva es colmada de alegría por la presencia de las familias de las jóvenes, de sus amigos y amigas. Para tan gran acontecimiento eclesial, congregacional y familiar, se elige una fecha significativa, en esta oportunidad, el día 19 de marzo, solemnidad de san José, casto guardián de la Virgen, patrono de las vocaciones, guardián de vírgenes, protector de la santa iglesia… uno de los santos protectores de la congregación. Monseñor Richard hace énfasis en practicar las virtudes del santo protector San José a quien encomienda el cuidado de la vocación de las hermanas y de cada uno de los consagrados.

Siendo la congregación franciscana, Monseñor Richard rememora a san Francisco de Asís, quien descubrió su vocación a partir de dos experiencias: la escucha de la palabra de Dios que lo llevó a vivir el desprendimiento y dar sus bienes a los pobres “anda vende todo lo que tienes y repártelo a los pobres” “Esto es lo que yo quiero y he buscado por esto voy a ser feliz” y esta palabra la convierte en vida y la segundo experiencia es haber escuchado al crucifijo de san Damián quien le dice “Francisco ve y repara mi Iglesia” y él acoge esta palabra y se pone a reparar la Iglesia a partir de haber descubierto el secreto de la vida evangélica y por esto deja por escrito en su regla a todos sus seguidores: “La vida y regla de los hermanos menores será vivir el santo Evangelio en pobreza, obediencia y castidad”.

De esta manera, se testimonia frente a la Iglesia, a la congregación y a la comunidad reunida en la parroquia Virgen del Carmen, la infinita belleza de la consagración en el seguimiento de Cristo pobre y crucificado, con la entrega definitiva y generosa de sus vidas a Cristo el Divino Esposo.
Todo religioso /a es consagrado y se consagra para ser feliz, la felicidad evangélica, siguiendo a Jesús, asumiendo la vida con sus dificultades y tropiezos, poniendo la mirada, con esperanza, en la fidelidad de Dios, viviendo la alegría, característica propia de la familia franciscana, así como el ángel le dijo a San José “no tengas miedo”, no desconfíes, une tu vida a construir el reino de Dios viviendo el evangelio, confiando en la divina providencia.

La superiora provincial, sor Alejandra Vallejos Araya, enfatiza conmovida, la gratitud a Dios, a los celebrantes, hermanas, familiares de las hermanas y a todos los presentes, que acompañan en este acontecimiento tan importante para la familia religiosa y especialmente a las queridas hermanas que han emitido sus votos perpetuos. Día de alegría, de buenos augurios y felicidad. La familia de las religiosas no sólo ocupa un lugar importante, sino que su misión permanece en el tiempo: seguir animando y acompañando con la oración a sus hijas, siendo testimonio para los jóvenes que aún no conocen a Cristo. La tarea es para todos: seguir haciendo el bien dondequiera que se encuentren.

Como signo de gratitud y presencia de Dios en cada familia de las hermanas festejadas, sor Alejandra hace entrega de la Sagrada Escritura a los padres de sor Judith y sor Paola.
Como este es un acontecimiento congregacional, toda la familia religiosa se hace presente en el saludo de la superiora general, sor Paola Dotto, que, ante la imposibilidad de hacerse presente, envía parabienes en forma escrita.

La misión y desafío de Judith y Paola, ser signo de esperanza, reflejar destellos del que es la Luz del mundo, sólo es posible, por y con la gracia de Dios, siendo cercanas con el pueblo, escuchando con el corazón para luego hablarle al Señor de todos ellos, de los pobres, de los que sufren. Ser discípulo misionero al estilo de San Francisco, ser un testimonio vocacional en la querida tierra cuzqueña, donde Dios llama a seguirlo, donde hay familias que descubren que la vocación para sus hijos es el tesoro más grande que se puede anhelar, tierra cuzqueña donde la iglesia se atreve a hablar de vocación religiosa hoy.

FELICIDADES HERMANAS JUDIT Y PAOLA
QUE POR GRACIA DE DIOS SUS VIDAS SEAN UNA BENDICION