
Carisma y Misión
Misión y Filosofía de Vida
En todo el mundo participamos en la actividad misionera de la Iglesia y en su ministerio pastoral:
Las hermanas, en respuesta al amor redentor del Corazón de Cristo crucificado, son enviadas a todas partes del mundo a proclamar el Evangelio con el ejemplo, la palabra y el testimonio de vida fraterna. (Constitución, art. 63).
Guardianas del Carisma
Las Hermanas, testigos y guardianas del carisma del Señor que es, hoy en el mundo, signo del amor del Corazón de Jesús Crucificado, desean acompañar a los jóvenes con sencillez y alegría franciscana, para que cada uno pueda descubrir el proyecto de Dios sobre su propia vida.
Formamos parte del tejido de comunidades eclesiales de antigua tradición y, en la reevangelización de los creyentes, volvemos a proponer nuestra fe.

En la educación: Sembrando Semillas de Esperanza

Evangelización Creativa
Impulsadas por el carisma misionero, las religiosas llevan el Evangelio a culturas y contextos diversos, adaptándose a las necesidades de cada lugar. Utilizan métodos creativos y respetuosos para anunciar el amor de Dios.

Educación
Las Hermanas Franciscanas han desempeñado un papel fundamental en la educación de generaciones de jóvenes en Latinoamérica, creando colegios y escuelas que promueven valores cristianos y la formación integral.

Pastoral
Su labor también se extiende a las parroquias, donde trabajan en la evangelización, la catequesis y la atención a los más necesitados, ofreciendo apoyo espiritual y social a la comunidad.

Centro de nuestra Espiritualidad
El Corazón de Jesús: Amor y Misericordia
De su Corazón traspasado, las hermanas alcanzan amor redentor, profunda benevolencia y celo apostólico por la humanidad. Const.4

Fuente de Inspiración
El Sagrado Corazón de Jesús es el centro de su espiritualidad. Un corazón que ama sin medida, que se entrega por la salvación de todos. Las hermanas encuentran en Él la fuerza para amar y servir a los demás, especialmente a los que sufren.

Misericordia Activa
Como el Corazón de Jesús, las religiosas se acercan a los marginados y excluidos con un corazón compasivo, ofreciendo consuelo, esperanza y ayuda concreta. Trabajan incansablemente para aliviar el dolor y promover la dignidad de cada persona.

Entrega Total
Guiadas por el amor del Corazón de Jesús, las hermanas se entregan por completo a la misión, renunciando a sí mismas para servir a los demás. Su vida es una ofrenda constante de amor y servicio, inspirada en el ejemplo de Cristo.
Observar el Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo
Inspiración Franciscana: Sencillez y Fraternidad
Formamos parte del gran número de instituciones religiosas de la Familia Franciscana que profesan la Regla y la vida de los hermanos y hermanas de la Tercera Orden Regular de San Francisco que dice:
La Forma de vida de los hermanos y de las hermanas de la Tercera Orden Regular de San Francisco consiste en observar el Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, viviendo en obediencia, en pobreza y en castidad.
Viviendo los Valores Franciscanos

Sencillez de Vida
Compartimos en comunidad una vida de oración, penitencia y apostolado. En conformidad al carisma apostólico misionero, propio de nuestra fundación, nos adherimos al amor redentor de Cristo y a su proyecto de salvación.

Una mirada especial a los jóvenes
Nuestra mirada se dirige de una manera especial a los jóvenes para que, en la confusión y la precariedad de los pseudo-valores del mundo, puedan redescubrir en el Evangelio un mensaje capaz de llenar su corazón de verdad, dando una razón válida a sus vidas.

Servicio a los Pobres y Marginados
Desde su fundación, las Religiosas Franciscanas han estado comprometidas con el servicio a los pobres y marginados, respondiendo a las necesidades de las comunidades más vulnerables.

Desafíos para la Evangelización en América Latina




Pobreza extrema
La pobreza y la desigualdad social son grandes desafíos que impiden el desarrollo de las comunidades.
Violencia
La violencia, en sus diferentes formas, afecta a las comunidades, generando miedo e inseguridad.
Migración
La migración, tanto interna como externa, provoca la separación de familias y la fragmentación de los tejidos sociales.
Cultura secular
La creciente secularización de la sociedad pone a prueba la fe y la religiosidad de la población.