Clausura del XX Capítulo General

Junto con la finalización del XX Capítulo General, Sor Paola dirigió a las hermanas un saludo con una voz teñida de emoción. En primer lugar expresó su agradecimiento a todas, desde luego, con cálidos acentos en las hermanas que han aceptado ser parte del nuevo Consejo y para aquellas que han compartido los seis años anteriores. Continuó diciendo:

«De vuelta a casa, en nuestra comunidad y el medio ambiente apostólico, dejar que el momento de reanudar las diferentes tensiones, que ayudan a abrir la mente y el corazón en lo que la Iglesia y el mundo de hoy esperan de nuestra vida de las personas consagradas. Nuestra vida tiene un papel importante, en algunos aspectos fundamentales: debe llevar la audacia de descubrir y restaurar el valor de las antiguas rutas y lanzamiento de nuevos caminos; descubrir los caminos evangélicos que nos pertenecen…»

«Queridas hermanas, está en su lugar ya un cambio grande, … el Espíritu del Señor se está moviendo hacia nuevas formas de vivir nuestra identidad misionera, pero tenemos que dejarnos abrir nuestros corazones y mentes a Aquel que es el primer misionero, para convertirse en primer misionero de nosotros mismos y, a continuación, aprender la mejor manera de formular las ocasiones que se producen en la vida cotidiana, a través de sencillos pasos: la escucha empática a los que nos detiene en la calle para contar sus propios dramas, o los que llaman a la puerta, tal vez después de horas, para recibir algo… o incluso más escuchando un poco de la hermana de edad, enferma… es el reto de ‘abrazar’ y dar vida».

«Hemos tenido el «privilegio» de ser enviadas a participar en este evento para reflexionar juntos sobre la realidad de nuestra familia misionera»

«…deben darse cuenta de que vivimos en un anuncio renovado, donde los retos que nos cuestionan, a partir de lo ordinario y las relaciones fraternas. Pongamos nuestro ‘grano de mostaza’!»

Después de los saludos de la Superior General y de los agradecimientos expresados por algunas hermanas, juntas han invocado a la Virgen María en la misión que nos espera, implorando a las misioneras virtudes que corresponden a los siete Gaudí de la Corona Franciscana.